Cuando fallece alguien cercano no estoy para cuentos
1. Introducción
Sobre la muerte y la pérdida hay mucho escrito. Todo filósofo, artista, comunicador o cualquier persona que tuviera capacidad de dejar constancia de su pensamiento; ha dejado alguna disertación sobre el tema. La muerte es algo absolutamente seguro, cercano, común y hasta necesario.
Y claro, siendo un tema tan importante, y que genera sentimientos tan intensos, los psicólogos no íbamos a dejar pasar la oportunidad de meternos a darle una vuelta al tema.
El duelo como proceso de adaptación a la pérdida de un ser querido ha sido estudiado desde muchas perspectivas y con muchos enfoques, y, sobre todo, se ha enfocado tradicionalmente más en los problemas. Eso del duelo patológico y la no superación de la situación.
De hecho, actualmente en los libros sagrados de la salud mental (DSM y CIE) se recoge un tipo de trastorno debido a la prolongación anormal del duelo.
Aunque existe menos investigación de la que nos gustaría (siempre), actualmente sí se sabe más o menos qué curso de acontecimientos puede ser positivo y cuál no.
En palabras claras: Si (aproximadamente) a los 6 meses de la pérdida de la persona cercana, las sensaciones de agobio, malestar, frustración o tristeza siguen siendo intensas y esto provoca una perturbación del entorno social o laboral (y alguna otra cosa); entonces probablemente estemos ante algo que podremos llamar duelo patológico.
Pero esto es sólo un titular. Si sospechas que puedes estar en esta situación: no te auto-diagnostiques. Busca ayuda profesional.
2. Qué ayuda y qué no
Como cualquier otro tema del que te pueda hablar, efectivamente, el duelo no ocurre igual en todas las personas1,2 , ni adquiere la misma intensidad o los mismos problemas.
Así, solemos tener en cuenta un cúmulo de circunstancias relevantes. Por supuesto, como se señala en el magnífico artículo de investigación3, todo lo que hay a mi alrededor y todo lo que pasa en mi cabeza tira de mí o me empuja en un sentido o en otro.
Por ejemplo, uno de esos factores, probablemente de los más comunes es el tipo de fallecimiento. Sabemos que el hecho de que haya sido repentino, la persona haya sufrido, si era joven o no, o si ha podido asumirlo, son variables1,2,4,5 con una alta capacidad de afectación a la intensidad y curso del duelo de sus allegados.
La explicación resulta muy intuitiva: cuanta más percepción de “justicia”, predictibilidad, tranquilidad y aceptación tengamos sobre el proceso, más probable va a ser poder aceptarlo adecuadamente, y menos probable va a ser que se generen altos niveles de frustración.
En este mismo sentido, hay que tener en cuenta también las condiciones sociales1,2,4,5 de la persona que vive el duelo. Si el fallecido suponía su apoyo emocional, si le ayudaba en distintas actividades, si tiene un entorno social fuerte, si tiene hábitos lúdicos, o capacidad de acceso a ellos, etc, todo ello potencia la probabilidad de superación.
Aunque, por otro lado, no se puede olvidar que el proceso de superación es activo4,5, es decir, que adquirir consciencia, tomar decisiones y llevar a cabo acciones supone una fuerte diferencia entre llevarlo bien o no.
Por ello, las personas difieren debido a aspectos internos como la estrategia de afrontamiento, el desarrollo de creencias de cada uno, la positividad o la capacidad de gestión emocional4,5.
3. Fases del duelo
¿Quién no ha oído alguna vez eso de que para superar el duelo hay que pasar por la fase de la ira, la negociación, la tristeza… blabla? («Modelo» Kübler-Ross6)
Es una clave muy común que, tristemente, se ha visto muy potenciada por los propios trabajadores de salud mental7,8 de muchos ámbitos.
PERO NO. Tu duelo no tiene por qué tener esas fases7-10 , ni tampoco tiene por qué seguir ese orden. De hecho, está estudiado que fundamentar un tratamiento en ese modelo puede no sólo no ayudar, sino, además, ser perjudicial7,8.
Los profesionales no siempre son el ser racional, objetivo, de gran manejo de información que nos pensamos, así que, lamentablemente, también caen en el error de creerse algo que suena muy resultón.
(por eso tenemos que controlarnos (APETP)
(Observatorio OMC)
Pero el modelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross6 no se basa en resultados de investigación. Sólo es una reflexión personal en función a su experiencia y creencias. ¡Si ni siquiera ella dice que el proceso tenga que ser así en todos los casos!
Cuando hablamos de fase de negación, o de ira, estamos poniendo un título a un grupo grande de pensamientos que fluyen, van y vienen, se entrecruzan con los que pertenecen a otro de los títulos… Convergen y divergen con diferentes escenas. Así que, claro, podemos darnos cuenta de lo obvio: que estos pensamientos aparecen en cualquier situación de la vida en mayor o menor medida. Ni muchísimo menos son típicos del duelo por una persona fallecida.
De hecho, hay muchos profesionales que tratan de rizar el rizo y decir que el duelo es un proceso que ocurre en otro tipo de pérdidas (aquí lo dicen) (aquí también) que no son sólo por fallecimientos. Y vamos girando hasta entrar en un esquema tan amplio en el que encaja toda situación posible con muy poca precisión.
Así que, si les seguimos el juego, no podemos decir que nos esté ayudando a entender mejor nuestro duelo ni tampoco a decidir qué hacer. En todo caso está facilitándonos una información engañosa en la que enmarcar una situación con una alta intensidad emocional.
¿Soy el único al que le parece que esto es arriesgado?
Mi consejo es que te olvides del tema. Que no te compares con esas fases y sigas tu proceso tal y como tenga que ser.
Y si sientes que se te va de las manos, ponte en las de un profesional de confianza.
4. Superar la pérdida
Podemos resumir eso de superar la pérdida en una frase (un poco larga):
Asumir emocionalmente la pérdida de una persona, generando un recuerdo positivo, y consiguiendo ajustar la actividad diaria a la nueva situación.
En otras palabras: le recuerdo con cariño, sin dramas, y sigo con mi vida aunque ya no esté.
Dentro de esta definición de superación de la pérdida, es importante diferenciar entre dos aspectos: la emoción respecto a la pérdida y la afectación vital.
Esto es, la persona que ha perdido a un ser querido tiene que hacer con su dolor lo mismo que con cualquier otro dolor que viene de una situación negativa en la vida: cogerlo, sentirlo, experimentarlo y asumirlo progresivamente.
Una parte importante de este proceso parece ser trabajar un recuerdo lo más objetivo posible, de forma que no se idealice a la persona fallecida por encima de la realidad, y de forma que no esté constantemente presente en cada acción.
Pero, claro está, este proceso se va a ver afectado por la manera en la que esa persona fallecida afectaba en nuestra vida. Lógicamente si la persona era cercana, estaba muy presente y condicionaba mucha parte del día a día, esa afectación tenderá a ser mayor. Por ello, la otra parte que hay que afrontar es el reajuste de la vida.
Y esto se hace por medio de adaptar los espacios, las rutinas, las actividades y también las relaciones personales, trabajándolas, creándolas y/o potenciándolas para reajustar la red.
¿Cuándo? Depende, se manejan 6 meses como plazo, pero es una medida aproximada. Habrá quien tarde más y quien tarde menos.
Mi consejo es que no te autodiagnostiques, si tienes dudas consulta a un profesional, así te ahorrarás sustos innecesarios.
5. Referencias
- Lundorff, M., Holmgren, H., Zachariae, R., Farver-Vestergaard, I., & O’Connor, M. (2017). Prevalence of prolonged grief disorder in adult bereavement: A systematic review and meta-analysis. Journal of Affective Disorders, 212, 138-149.
- Wittouck, C., Van Autreve, S., De Jaegere, E., Portzky, G., & van Heeringen, K. (2011). The prevention and treatment of complicated grief: A meta-analysis. Clinical psychology review, 31(1), 69-78.
- Lund, C., Brooke-Sumner, C., Baingana, F., Baron, E. C., Breuer, E., Chandra, P., … & Medina-Mora, M. E. (2018). Social determinants of mental disorders and the Sustainable Development Goals: a systematic review of reviews. The Lancet Psychiatry, 5(4), 357-369.
- Schut, M. S. H. (1999). The dual process model of coping with bereavement: Rationale and description. Death studies, 23(3), 197-224.
- Stroebe, M., Schut, H., & Boerner, K. (2017). Models of coping with bereavement: an updated overview/Modelos de afrontamiento en duelo: un resumen actualizado. Estudios de Psicología, 38(3), 582-607.
- Kübler-Ross, E. (2017). Sobre la muerte y los moribundos: Alivio del sufrimiento psicológico. DEBOLS! LLO.
- Friedman, R., & James, J. W. (2008). The myth of the stages of dying, death and grief. Skeptic (Altadena, CA), 14(2), 37-42.
- Stroebe, M., Schut, H., & Boerner, K. (2017). Cautioning health-care professionals: Bereaved persons are misguided through the stages of grief. OMEGA-Journal of death and dying, 74(4), 455-473.
- de la Rubia, J. M., & Ávila, M. M. (2015). Contraste empírico del modelo de cinco fases de duelo de Kübler-Ross en mujeres con cáncer. Pensamiento Psicológico, 13(1), 7-25.
- Maciejewski, P. K., Zhang, B., Block, S. D., & Prigerson, H. G. (2007). An empirical examination of the stage theory of grief. Jama, 297(7), 716-723.