Adicciones: Drogas y otras formas

Adicciones: Drogas y otras formas

Para poner un poco de perspectiva más allá del foco de la adicción.

Drogas y otras adicciones: cómo entenderlas sin estudiar un máster

1. Introducción

Si eres una de esas personas que sabe que la alteración de conciencia que las drogas provocan es más peligrosa para la salud general que lo positivo que pueda tener, entonces te parecerá, igual que a mí, que los datos no son alentadores.

Según la ONU271 millones de personas en todo el mundo se han drogado durante el último año (datos de 2017) y hasta 35 millones sufren trastornos diagnosticables derivados por el consumo, de los que sólo 1 de cada 7 recibe tratamiento.

En España no nos libramos precisamente. El informe de 20191 dice que hay un patrón estable de consumo: un 2.8% de la población consume cocaína y un 18.3% cannabis. También se explica que hasta un tercio de toda la población adulta dice haber consumido alguna vez, y que 190.000 personas fueron diagnosticadas y admitidas a tratamiento en 2016. Y eso sin hablar de otros tipos de adicciones (o comportamientos compulsivos) como la ludopatía o la pornografía.

Pero no sólo las personas se drogan. Es posible encontrar también algunos ejemplos en el mundo animal, como cuenta National Geografic, algunos renos de Siberia comen un hongo alucinógeno, otros gatos hacen lo propio con determinadas plantas, o incluso los delfines se la juegan con una sustancia tóxica producida por el pez globo.

Estos animales comen Marula fermentada en Sudáfrica y acaban borrachos.

En cualquier caso, no dejan de ser casos no frecuentes, además de ser muy difícil demostrar que consumen estas sustancias adrede para entrar en ese estado.


Con los humanos sí es posible. Los humanos somos un poco más complejos y también expresamos mejor nuestras intenciones (la mayoría de las veces).

2. Explicado para que se entienda

Si uno busca un poco, puede encontrar multitud de estudios que relacionen el consumo de drogas con factores genéticos o biológicos de algún tipo determinado2-5.

Y la verdad es que no se pueden despreciar esos resultados sin más, porque si uno sigue la cadena de relaciones entre conducta y fisiología hasta llegar a la genética, lógicamente algún hilo conductor debe existir. El problema, como siempre, es qué peso demos a cada elemento.

Hay resultados que relacionan la tendencia genética con la probabilidad de aparición de determinados comportamientos6 como impulsividad, respuesta ante el estrés, etc, los cuales pueden llevar al consumo y abuso de drogas. Pero no es lo que más me seduce.

Claro y conciso. Una visión muy social, pero totalmente compatible con otras perspectivas.

La teoría que más me seduce es la que defiende Hari7 en su libro “Chasing the scream: The first and last days of the war on drugs .” Lo que viene a decir es que las drogas, que tienen un efecto determinado sobre el sistema nervioso central, no pueden competir con una vida saludable. Que provocan cierto placer, sí, pero en condiciones de satisfacción vital no se traspasa la línea del abuso y la adicción.

Eso de la vida plena ya lo he comentado en alguna entrada anterior, igual que también he comentado por qué las drogas legales tampoco son la panacea (nunca mejor dicho).

De hecho, existe evidencia bien establecida8 sobre la importancia del control de situaciones y el apoyo del entorno en la mejora de adicciones a cocaína y a anfetamina. Las vidas bien estructuradas (véase otra vez) en las que las personas tienen patrones de pensamiento equilibrados, y experimentan situaciones satisfactorias sanas, no tienen hueco para sustancias9,10,11 , y, si aparecen, interfieren con todo lo demás, así que la persona tendrá más facilidad para darse cuenta de ello y evitarlo.

Y siguiendo esta teoría, en el siguiente vídeo, de los mismos creadores que el anterior, se explica por qué el castigo, persecución y prohibición no reducen el consumo de drogas ni mejoran los casos de adicción, y sí lo hacen las reinserciones reales en las que los pacientes consiguen un estilo de vida en el cual la droga no puede tener la influencia que tenía antes:

Se pueden activar subtítulos y configurar en español.

3. Otras adcicciones

MÓVIL Y VIDEOJUEGOS

(Para los más técnicos: quizá no esté bien llamado como adicción y sea más un trastorno de control de impulsos12)

Se han encontrado resultados muy interesantes13,14 sobre una fuerte relación entre la falta de apoyo social (un apoyo social real) que genere una sensación de seguridad con relaciones de confianza y estables, y la “adicción” al uso del móvil.

En esos mismos estudios se encuentra también relación con una baja puntuación en el rasgo de personalidad “responsabilidad“, con una alta en “neuroticismo” o con una conducta de exposición a diferentes tipos de riesgo.

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Con camperos no juego.

Por ese mismo lado, también en el caso de los videojuegos pasa algo parecido15,16 : falta de autocontrol, problemas emocionales y apoyo social. Y además con unas relaciones nada despreciables con “adicciones” también al móvil.

CHEMSEX

El chemsex es la práctica de relaciones sexuales durante muchas horas, más común en grupos de hombres, en la que se utilizan distintos tipos de drogas de forma continuada durante la sesión.

Hay mucha investigación actual sobre el tema17,18,19, y cada día surgen nuevos estudios, sin embargo me gusta nombrar aquí a David Stuart para mostrar la situación más concretamente.

Él, a través de su plan de intervención, establecido en Dean Street Clinic, con los hombres que practican estas sesiones de sexo en grupo enfoca (se puede ver en youtube) sobre los aspectos negativos de las vidas de estas personas, cómo sus relaciones sociales no son positivas y cómo el chemsex les va poco a poco intensificando un ciclo de malestar del que no saben salir.

4. Conclusiones

Cuando se consume una droga se consigue un estado mental, igual que cuando se usa el móvil para no pensar en algo, para obtener pequeños momentos de atención, para evitar una situación vital incómoda… Y así con todos los demás elementos que se puedan meter en la lista.

Por supuesto habrá relaciones con factores genéticos, físicos, cambios cerebrales… No lo dudo. Pero de cara a ser eficiente contigo mismo o con personas a tu cargo, yo me centraría en eso de la estructura vital y el desarrollo personal.

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Algo de ejercicio no viene mal tampoco.

5. Referencias

  1. Ministerio de Sanidad, Consumo y Binestar Social. (2019) Informe sobre drogas 2019. España. Observatorio Europeo de las drogas y Toxicomanía.
  2. Barrueco, M., Alonso, A., & González-Sarmiento, R. (2005). Bases genéticas del hábito tabáquico. Medicina Clínica124(6), 223-228.
  3. Leioa, B. (2000). Influencia de la herencia genética en las drogodependencias. Trastornos Adictivos2(2), 114-121.
  4. Tsuang, M. T., Lyons, M. J., Eisen, S. A., Goldberg, J., True, W., Lin, N., … & Eaves, L. (1996). Genetic influences on DSM‐III‐R drug abuse and dependence: a study of 3,372 twin pairs. American journal of medical genetics67(5), 473-477.
  5. Enoch, M. A., & Goldman, D. (1999). Genetics of alcoholism and substance abuse. Psychiatric Clinics of North America22(2), 289-299.
  6. Kreek, M. J., Nielsen, D. A., Butelman, E. R., & LaForge, K. S. (2005). Genetic influences on impulsivity, risk taking, stress responsivity and vulnerability to drug abuse and addiction. Nature neuroscience8(11), 1450.
  7. Hari, J. (2015). Chasing the scream: The first and last days of the war on drugs. Bloomsbury Publishing USA.
  8. De Crescenzo, F., Ciabattini, M., D’Alò, G. L., De Giorgi, R., Del Giovane, C., Cassar, C., … & Cipriani, A. (2018). Comparative efficacy and acceptability of psychosocial interventions for individuals with cocaine and amphetamine addiction: A systematic review and network meta-analysis. PLoS medicine15(12), e1002715.
  9. Echeburrúa, E., & Corral, P. (2005). El reto de las nuevas adicciones: objetivos terapéuticos y vías de intervención. Psicología conductual13(5).
  10. Céline, B., François, B., & Stanislas, S. (2019). Physical and psychosocial factors associated with psychostimulant use in a nationally representative sample of French adolescents: Specificities of cocaine, amphetamine, and ecstasy use. Addictive behaviors92, 208-224.
  11. Clay, J. M., Adams, C., Archer, P., English, M., Hyde, A., Stafford, L. D., & Parker, M. O. (2018). Psychosocial stress increases craving for alcohol in social drinkers: effects of risk-taking. Drug and alcohol dependence185, 192-197.
  12. Panova, T., & Carbonell, X. (2018). Is smartphone addiction really an addiction?. Journal of behavioral addictions7(2), 252-259.
  13. Herrero, J., Torres, A., Vivas, P., & Urueña, A. (2019). Smartphone Addiction and Social Support: A Three-year Longitudinal Study. Psychosocial Intervention28(3), 111-118.
  14. Herrero, J., Urueña, A., Torres, A., & Hidalgo, A. (2019). Smartphone addiction: psychosocial correlates, risky attitudes, and smartphone harm. Journal of Risk Research22(1), 81-92.
  15. Andreassen, C. S., Billieux, J., Griffiths, M. D., Kuss, D. J., Demetrovics, Z., Mazzoni, E., & Pallesen, S. (2017). Adicción a internet, redes sociales y videojuegos: La relación entre el uso adictivo de las redes sociales y los video juegos y síntomas de trastornos psiquiátricos: un estudio transversal a gran escala. RET: revista de toxicomanías, (81), 2-2.
  16. Marco, C., & Chóliz, M. (2017). Eficacia de las técnicas de control de la impulsividad en la prevención de la adicción a videojuegos. Terapia psicológica35(1), 57-69.
  17. Bourne, A., Reid, D., Hickson, F., Rueda, S. T., & Weatherburn, P. (2014). The chemsex study. Age13, 17.
  18. Maxwell, S., Shahmanesh, M., & Gafos, M. (2019). Chemsex behaviours among men who have sex with men: A systematic review of the literature. International Journal of Drug Policy63, 74-89.
  19. Frankis, J., & Clutterbuck, D. (2017). What does the latest research evidence mean for practitioners who work with gay and bisexual men engaging in chemsex?.

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