Psicología de la felicidad que no empalaga
1. Introducción
Hablar de cosas como el éxito, la felicidad, el desarrollo personal y otros términos parecidos es, en realidad, hablar de conceptos bastante ambiguos. Así, no somos muy estrictos con la parte científica nos podemos encontrar con deformaciones y barbaridades con más divagación que contenido real.
Pero, como siempre digo, andar por el mundo con ideas erróneas es peligroso. Las explicaciones literarias pomposas y poco concretas no ayudan mucho a saber realmente qué hacer y, a veces, ni siquiera a tener claro de qué hablamos.
Sin embargo, para ser justos también hay que decir que a día de hoy la psicología tiene información suficiente para poder enfocar el tema con fiabilidad y un poquito de precisión.
Lo que se llama felicidad en un contexto cotidiano no existe como tal de forma rigurosa dentro del ámbito académico.
Normalmente, en vez de felicidad solemos hablar de bienestar emocional, o la sensación continuada de estar vitalmente satisfecho en términos generales sobre los ámbitos del día a día1.
En este sentido, fíjate en que no decimos alegre como emoción, sino satisfecho, complacido, determinado a afrontar los problemas y a aprovechar las situaciones que se sucedan. Es decir, enfocando esta sensación hacia el largo plazo1, y resistiendo los momentos de tristeza o enfado que, con toda probabilidad, aparecerán tarde o temprano.
El nombre es lo de menos. Igualmente es posible encontrar modelos bien estudiados que hablan de bienestar, felicidad o calidad de vida. En la imagen pongo una diapositiva de mi presentación en la conferencia «Mother and Child. A modern look at the quality of life in HIV infection» de San Petersburgo, en la que aparecen sólo algunos de los más extensamente aceptados.

La parte buena que tiene toda esta complejidad es que si uno se pone a leerlos en profundidad, aunque usen diferentes palabras todos hablan esencialmente de lo mismo.
Así que podemos concluir que es posible conocer y trabajar los ámbitos que probablemente nos sean más exitosos para llegar a ese bienestar que buscamos.
Así que vamos a ello.
2. Bienestar emocional
Como decía, hay muchos modelos y son bastante equiparables, así que para centrarnos un poco más yo voy a utilizar el que me gusta más, que es el propuesto por la investigadora Carol Ryff3,4 (y su equipo, los investigadores solitarios no existen), según el cual, el bienestar emocional se puede dividir en 6 puntos:
Básicamente esto: un claro establecimiento de objetivos, una actitud proactiva hacia ellos, apoyo de relaciones sociales satisfactorias, algo de control sobre el entorno, y paciencia para lo que no sea posible manejar.
Es decir, la sensación a largo plazo de avanzar en “lo que quiero” y sentir que puedo tomar decisiones sobre ello. Suena fácil y rápido. No lo es tanto. Cuantos más puntos de estos 6 tenga bien reforzados, más resistente será mi bienestar ante los problemas que surjan. Cuando menos reforzados… Pues menos resistente.
Los modelos de calidad de vida7-11 hablan sobre condiciones sociales y sobre gestión emocional. El entorno tiene un peso sobre el individuo, es algo que no se discute, y, a la vez, el individuo tiene capacidad para gestionar su bienestar.
Si alguien afirma que sabe exactamente cuánto peso tiene cada uno… Yo desconfiaría de él.
3. Relaciones sociales
“En este ámbito, Hervás apunta a que muchas veces miramos en el sitio equivocado. No hay nada que sustituya un café con un buen amigo. Las redes sociales pueden generar una sensación ficticia, los links pueden generar experiencias parecidas a las del consumo, pero se trata de nuevo de picos de emocionalidad positiva. No es ningún ingrediente que aporte un bienestar estable.”
De la noticia –mitos sobre la felicidad-.
En este sentido, el estudio de Fowler y Christakis12 hablan de cuánto de felices (aparición de emocionalidad positiva y no aparición de sintomatología depresiva) están las personas en función de su red social y de la positividad que se desprenda de ésta: «la difusión de la felicidad».

Resulta que la situación geográfica en una red social que promociona emocionalidad positiva parece ser un factor clave para explicar las diferencias emocionales entre personas.
«While there are many determinants of happiness, whether an individual is happy also depends on whether others in the individual’s social network are happy. Happy people tend to be located in the centre of their local social networks and in large clusters of other happy people.»
Traducción: «Mientras que hay muchos condicionantes de la felicidad, una persona es feliz tanto en cuanto otras personas de su red social lo sean. La gente feliz tiende a situarse en el centro de sus redes sociales en grandes conglomerados de gente feliz.»
Extraído de: Fowler & Christakis, 2008 (ref. 12)
Evidentemente, hay muchísima más investigación sobre este aspecto y todos los modelos que comentaba anteriormente lo tienen en cuenta. La consigna es clara, el grupo importa.
4. Ejercicio físico
Los estudios que relacionan la falta de actividad en general con la depresión y peor rendimiento cognitivo son tan extensos y replicados que no se discuten a día de hoy13.
Estos estudios señalan que el hecho de estar involucrado en diferentes actividades funciona como factor protector contra las emociones negativas intensas y los síntomas depresivos. Pues bien, hilándolo un poco más, podemos encontrar que uno de esos ámbitos es, sin duda, el ejercicio físico (mejor en entornos naturales).
Lathia, Sandstrom, Mascolo, y Rentfrow14 señalaron que en la gente que tiene actividad física diaria, tanto si es un entrenamiento riguroso o no, encuentran mejores indicadores tanto de salud física como de felicidad (bueno, bienestar emocional).

Hay suficiente evidencia científica como para confirmarlo15,16.
A cualquier edad17.
Funciona.
5. Trabajo
“Está demostrado que (el trabajo) es capaz de provocarnos placer. Que una cantidad correcta y concreta de trabajo que nos motive sí que puede activarnos esas áreas cerebrales (relacionadas con sensación de bienestar)”, lo explica Pedro Bermejo, neurocientífico y autor del libro Neuroeconomía .
De la noticia –mitos sobre la felicidad-.
Echando más madera al fuego, y entendiendo el trabajo no sólo como una actividad necesaria para ganar dinero, sino como un espacio en el que plantearme objetivos, desarrollarme personal y profesionalmente y conseguir también un reconocimiento por ello, pues efectivamente éste puede ser un foco perfectamente útil de producción de bienestar18.

Trabajar puede ser un infierno18 o puede ser un placer y una satisfacción19,20. Evidentemente cualquiera de los dos modos sumará positiva o negativamente sobre el cómputo global.
«Las personas con mayor satisfacción de vida gozan de mejor salud física, mayor logro profesional, mejores relaciones sociales y mayores contribuciones económicas para su sociedad.»
Citado de Adler (2017) (referencia 21)
6. Dinero
Sobre que si el dinero da la felicidad siempre ha habido mucha discusión. De hecho, es un tema tan interesante que tengo por ahí otra entrada en la que hablo de ello específicamente.
Seguramente, la respuesta no sea tan sencilla como decir sí o no. Obviamente la falta de dinero suficiente influye directamente sobre la calidad de vida y pone un sustrato sobre el que generar problemas emocionales.

Sin embargo, también es cierto que la riqueza no es absolutamente determinante22. En todo caso, al alcanzar un nivel suficiente de seguridad económica se produce un efecto techo tras el cual el nivel de “felicidad” no continúa ascendiendo.
El dinero parece ser condición necesaria pero no suficiente23. Así que sí, búscalo, pero no dejes que adquiera demasiada importancia.
La típica decisión difícil.
7. Conclusiones
El resumen que te he hecho incluye muchos ámbitos y perspectivas. Controlarlo todo requiere trabajo y tiempo. Aplica paciencia.
No olvides que necesitarás auto-aceptación. Llegarán las etapas de infelicidad, las emociones negativas, frustración… Ello no significará fracaso, significará que la vida sigue, que el mundo gira y que las situaciones se suceden. Tu actitud y tus acciones importan.
No parece fácil de conseguir eso del bienestar emocional estable, pero también queda claro que sabemos mucho sobre cuál es el camino, y sabemos que es muy posible.
Los pasos son lentos, pero satisfactorios.
5. Referencias
- Vázquez, C., Hervás, G., Rahona, J. J., & Gómez, D. (2009). Bienestar psicológico y salud: Aportaciones desde la Psicología Positiva. Anuario de Psicología Clínica y de la Salud, 5(1), 15-28.
- Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological review, 50(4), 370.
- Ryff, C. D., & Singer, B. (1996). Psychological well-being: Meaning, measurement, and implications for psychotherapy research. Psychotherapy and psychosomatics, 65(1), 14-23.
- Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the meaning of psychological well-being. Journal of personality and social psychology, 57(6), 1069.
- Seligman, M. E. (2004). Authentic happiness: Using the new positive psychology to realize your potential for lasting fulfillment. Simon and Schuster.
- Duckworth, A. L., Peterson, C., Matthews, M. D., & Kelly, D. R. (2007). Grit: perseverance and passion for long-term goals. Journal of personality and social psychology, 92(6), 1087.
- Li, X., Chi, P., Sherr, L., Cluver, L., & Stanton, B. (2015). Psychological resilience among children affected by parental HIV/AIDS: a conceptual framework. Health psychology and behavioral medicine, 3(1), 217-235.
- WHOQoL Group. (1993). Study protocol for the World Health Organization project to develop a Quality of Life assessment instrument (WHOQOL). Quality of life Research, 2(2), 153-159.
- Lucas-Carrasco, R., Laidlaw, K., & Power, M. J. (2011). Suitability of the WHOQOL-BREF and WHOQOL-OLD for Spanish older adults. Aging & mental health, 15(5), 595-604.
- de Sousa Pinto, J. M., Arenillas, J. C., Nogueras, A. M., González, J. R., & Gómez, F. G. (2010). La calidad de vida de pacientes asmáticos evaluada por el WHOQOL-BREF y el SGRQ. Fisioterapia, 32(3), 116-122.
- Benitez-Borrego, S., Guardia-Olmos, J., & Urzúa-Morales, A. (2014). Factorial structural analysis of the Spanish version of WHOQOL-BREF: an exploratory structural equation model study. Quality of Life Research, 23(8), 2205-2212.
- Fowler, J. H., & Christakis, N. A. (2008). Dynamic spread of happiness in a large social network: longitudinal analysis over 20 years in the Framingham Heart Study. Bmj, 337, a2338.
- Pérez Álvarez, M. (2007). La activación conductual y la desmedicalización de la depresión. Papeles del Psicólogo, 28 (2).
- Lathia, N., Sandstrom, G. M., Mascolo, C., & Rentfrow, P. J. (2017). “Happier people live more active lives: using smartphones to link happiness and physical activity.” PloS one, 12(1).
- Koydemir, S., Sökmez, A. B., & Schütz, A. (2020). A Meta-Analysis of the Effectiveness of Randomized Controlled Positive Psychological Interventions on Subjective and Psychological Well-Being. Applied Research in Quality of Life, 1-41.
- Wiese, C. W., Kuykendall, L., & Tay, L. (2018). Get active? A meta-analysis of leisure-time physical activity and subjective well-being. The Journal of Positive Psychology, 13(1), 57-66.
- Won, D., Bae, J. S., Byun, H., & Seo, K. B. (2020). Enhancing subjective well-being through physical activity for the elderly in Korea: a meta-analysis approach. International journal of environmental research and public health, 17(1), 262.
- Rothmann, S. (2008). Job satisfaction, occupational stress, burnout and work engagement as components of work-related wellbeing. SA journal of industrial psychology, 34(3), 11-16.
- Fisher, C. D. (2010). Happiness at work. International journal of management reviews, 12(4), 384-412.
- Allen, M. S., & McCarthy, P. J. (2016). Be happy in your work: The role of positive psychology in working with change and performance. Journal of Change Management, 16(1), 55-74.
- Adler, A. «Educación positiva: Educando para el éxito académico y para la vida plena. Papeles del Psicólogo (2017) Vol. 38 (1), pp. 50-57.
- Kahneman, D., Krueger, A. B., Schkade, D., Schwarz, N., & Stone, A. A. (2006). Would you be happier if you were richer? A focusing illusion. science, 312(5782), 1908-1910.
- Myers, D. G. (2000). The funds, friends, and faith of happy people. American psychologist, 55(1), 56.